Amanecí otra vez...

03.02.2014 15:26


A veces cuando los años pasan la complicación de seguir enamorada de la misma piel se vuelve todo un reto... y es que si a la fantasía de la mirada que alguna vez nos enamoró le agregamos los kilos de realidad del día a día esta labor se convierte en todo un ejercicio de tipo titánico.

 Posterior al tan temido "hasta que la muerte los separe..." hay días en que el deseo de morir con tal de terminar con tan terrible sentencia se nos vuelve costumbre ( y quien diga lo contrario, o miente o vive en un mundo ideal, vetado a las mujeres que como yo abrazamos la vida con gran pasión).

Y es que el sueño de esperar al proveedor ideal que llegará a resolver todas mis carencias de tipo mental, moral y económico no es mi hit... siempre he tenido la intención de buscar a un compañero de gran inteligencia que sea capaz de disertar conmigo tras una deliciosa cena preparada entre ambos (sí, escribí entre ambos, sé servir pero no soy sirvienta), desde temas de política hasta la última " ocurrencia " de la miss de inglés para torturar a nuestro hijo (a veces jijo) con alguna tareita que ponga a prueba su resistencia y mi paciencia... (¿Quién le dijo a las maestras que las mamás somos el hada azul siempre con una sonrisita y dispuestas a hacer manualidades de un día para otro?)

Todo eso cruza por mi atarantaxiada cabecita (ataraxia: término filosófico que se refiere al perfecto equilibrio, un estado emocional de perfecta impertubabilidad), mientras organizo mi agenda del día siguiente, caliento la comida y escucho cuáles son las tareas de dos de mis hijos y escucho al primogénito gritar con terror - "¡Iker Alejandro!", lo cual quiere decir que o ya tiró la leche, o rompió alguna hoja de su cómic "favorito" ( no le digan a nadie pero Galileo tiene 59 cómics "favoritos"), o probablemente le cambió a Ben 10...

 Son justamente esos momentos donde el hasta que la muerte los separe parece tan lejano... y seguro él tan contento, mientras yo me reviento el alma y me salen canas con "sus" hijos haciendo las tareas y preparándoles el baño bien calientito... escuchar girar la llave en la cerradura y saber bque segurito es él... poner cara de alegría contarle dos o tres maravillas y pasarle la estafeta, -"...te toca dormirlos tengo que trabajar en la compu, preparar programa de radio y. mandarle a Yaya mis escritos..." Verlo sonreir y decir -"está bien chaparrita."

¡Ah cómo me fastidia que me diga chaparrita! Si midiera 1.90 como mis hermanos no me diría "chaparrita" y probablemente no me hubiera casado con él que "sólo" mide 1.78... jajaja elucubraciones de revancha, mientras me preparo para bañarme... después de dieciséis horas de incansable trabajo... y es que las mamás con aspiraciones no tenemos horario, sabemos a que hora nos levantamos, pero no a qué hora iremos a dormir, me re-descubro frente al espejo doce años después y es que no es lo mismo los tres mosqueteros que tres mosqueteros después... una que otra miniarruguita que la cremita de día hace u. gran esfuerzo por eliminar, el delineador medio corrido, me desmaquillo, me baño y lo encuentro esperándome...

Me abraza y se aferra a mi, ya se me había olvidado, ¡las mamás somos esos animales misteriosos llamados "mujer" de vez en cuando!, besos, caricias, sonrisas, miradas y entonces lo dijo -"Chaparrita, ¿no te gustaría una nenita?". Cerré los ojitos y me hice la dormida... pero amanecí otra vez entre tus brazos, como la primera vez hace doce años...