Are you mother enough???
Por Paloma Cuevas
Durante los últimos treinta y dos años he festejado el día de las madres, primeramente como hija, tratando de hacer que Mi Madre se la pasara genial.
Debo confesar, que mi ella, Mi Madre ha sido siempre una mujer sumamente inteligente e independiente (eso significa que fue una de “esas” mujeres: capaz, lista para salir adelante sola, sin necesidad de utilizar a un señor como muleta; sobretodo porque ese señor no tenía la inteligencia emocional para serlo, y porque ella no fue nunca una de “esas” otras: las que se victimizan y lloran por los rincones). Tal vez de ahí fue que yo aprendí a ser valiente y encarar los retos de la vida en solitario…
Sin embargo, hay un día que marcó mi vida:
Festival: del día de las madres.
Edad: 4 añitos
Canción: Mamacita linda, con cabellos de oro… etc, etc,
Yo como loca buscando a mi mami en el público, y no verla ahí… lágrimas cruzando mi rostro de un lado a otro, hasta que… ¡¡¡por fin!!! Vi su carita hermosa y supe que estaba ahí: mi mamacita chula, con cabellos castaños, con dientes de perla y labios de rubí… capaz de arroparme por las noches y de hacer que mis temores hacía King Kong y Drácula (por quien ahora siento una extraña fascinación) se desvanecieran de inmediato.
Tiempo después entrar a la primaria y sentirme orgullosa de que esa figura vestida de blanco, autoridad de varios importantes hospitales o directora de la Escuela de Enfermería de Servicios Médicos del D.D.F. fuera además de una triunfadora: Mi Madre.
Entrar a la etapa de la secundaria y verla siempre cerca, dispuesta a ser mi mejor amiga a pesar de lo insoportable que seguramente me habré tornado, con una sonrisa de comprensión en el rostro para cada uno de los berrinches, de las rabietas, de los intentos de auto-boicot y de rebeldía.
Nunca olvidaré la primera vez que quise ir de “antro” y me auto-negué el permiso... Le comenté a manera de pre-reproche: -“Todas mis amigas se van a ir hoy de antro, pero ya sé que Tú no me das permiso de esas cosas…” Su respuesta maravillosa:-“Los límites sólo existen en tu cabeza hijita, ¿por qué mejor no me pides permiso? Intenta antes de rendirte, lo peor que puede pasar es que te diga que no y te quedas como estabas…” De más está decir que fue mi primera salida a un “antro” y tal vez la más divertida de todas, por la novedad que implicó.
Ahora, convertida desde hace diez años en madre de familia entiendo todo… su cansancio, sus desvelos, sus intentos por hacer del mundo un mejor lugar para sus tres hijos, y mi enorme necesidad de replicarla, de hacer mi mayor esfuerzo para que mis tres mosqueteros estén lo mejor posible, cueste lo que cueste…
Ella es quizá la razón por la que me sentí ofendida al leer en la portada de una conocida publicación norteamericana: Are you mom enough???, tal vez porque eso de ser una madre libre de toda culpa, más que una declaración para mí es un reto. No sentirme culpable cada vez que no estoy a tiempo, o que algo se me olvida, o que no tengo la paciencia de santa que debería, y es que seguramente quién se atreve a cuestionar si una mujer es suficientemente madre es alguien del tipo que cuestiona si un hombre es suficientemente hombre, es una pregunta escandalosa. Jamás alguien cuestionaría si un hombre es suficientemente padre. ¿Cuáles son los estándares? ¿Cuáles los valores? Y es que con la vara que midas serás medido y me estaba haciendo nudos entre mis veintiocho mil telarañas mentales, después de haber llegado al final casi del número en que Tadeo cantó las mañanitas a las mamás, por una cita de trabajo. Vi en su rostro la misma indefensión de mis cuatro años y me sentí culpable, no podía apartar la expresión de su mirada buscándome sin recordar: “Mamacita linda de cabellos de oro… y mis sollozos ahogados por los besos de mi madre…”
Galileo e Iker dormían profundamente cuando escuché la vocecita de Tadeo decir: -“Mami…” Fui hacia su recámara y me lo encontré con los bracitos extendidos buscando mi abrazo, me sentí tan poderosa, y entendí, porqué no hubo una sola noche de mi infancia en que mi madre no me abrazara antes de dormir… ¡ahí era donde recargaba baterías para el día siguiente! Cuando me escuchaba decirle: “Eres la mejor del mundo.” Escucharlo de boca de mi hijo me hizo sentir valiosa y me ayudó a dormir como hacía mucho no lo hacía.
Pero al día siguiente, fui a su escuela y platicando con Miss Gaby, me comentó lo siguiente: “Oye Paloma el otro día los compañeritos de Tadeo comenzaron a platicar sobre sus mamás…”
Tal vez sea la tradición judeocristiana, tal vez la culpa implícita de mujer mexicana, comenzaba a sentirme culpable, cuando Miss Gaby (echó más sal en la herida, según yo).
-“Fíjate que Fulanito dijo, mi mami prepara el mejor pastel de chocolate del mundo, y entonces Zutanita contestó, pues mi mami hace una gelatina con frutas deliciosa, (yo me arremangaba los dedos mentalmente, pues ni sé hacer pasteles y menos de chocolate, ni tampoco le agrego frutas a una gelatina), y entonces Tadeo dijo “Y a mí que me impota, mi mamá esquibe pada una devista, tiene un pogama de dadio, da clases en una escuela y sabe haced las mejodes quesadillas del mundo”
Ahora sí: ¡Qué me manden al que hizo la preguntita esa de Are you mom enough? Ya tengo que contestarle… ¡sí, soy suficiente madre y hasta sobra!